La incineración de residuos orgánicos contribuye a la contaminación del aire y al cambio climático porque se liberan sustancias nocivas y dióxido de carbono a la atmósfera. En la India se producen grandes cantidades de residuos agrícolas, incluidos los de las cosechas, que se incineran principalmente en los campos. Por eso, el Gobierno indio ha creado incentivos para transformar la biomasa, como la paja de arroz, en energías renovables en lugar de incinerarla. Para la digestión, primero hay que triturar esta biomasa, algo que se puede hacer con un molino de martillos de Tietjen.